Esta singular película nos devuelve en muchos aspectos al primer Brisseau, el cineasta austero y esencialista que, valiéndose de un pequeño elenco de actores no profesionales y presupuestos insignificantes, construyó retratos crudos de la sociedad francesa de su tiempo.  

"La fille de nulle part" tiene algo de Rivette y Garrel, que a su vez, mantienen algo del aliento del Hollywood fantástico de los 40 o de Hitchcock, o de la literatura del siglo XIX, para trazar el relato de Michael, (incorporado de forma auténtica por el propio Brisseau) un hombre solitario y desvivido por la escritura, el cine y los recuerdos.

Michel, es un profesor de matemática retirado, que recupera un aliento de vida ante la aparición casual de una enigmática y atractiva muchacha de veintiséis años llamada Dora.

Las conversaciones entre ambos tienen un agradable y abundante contenido filosófico, incorporando ideas como la necesidad de la religión para las personas.

Michel intenta convencer a Dora para que se quede a vivir con él, ofreciéndole trabajo como asistente para lograr terminar su libro.

Sin embargo, las constantes preocupaciones que aquejan a Michel harán que Dora lo lleve a incursionar en el mundo del espiritismo. Por su apoyo y cariño, Michel piensa que podría ser la reencarnación de su esposa fallecida veintinueve años atrás, complicando la relación.

La música principal es la Quinta Sinfonía de Mahler, símbolo de la pasión no declarada, institucionalizado por Muerte en Venecia (Morte a Venezia, 1971, Luchino Visconti).

Brisseau deja algunos de los versos de Victor Hugo, en el inicio filme: “Oh, mon Dieu, ouvre-moi les Portes de la Nuit… (¡Oh Señor, ábreme las puertas de la noche!)

"La Fille de nulle part" se alzó en el 2012, con el Leopardo de Oro en el Festival Internacional de Cine de Locarno.

Trailer: http://www.youtube.com/watch?v=31MLrXOEBGY

Fuente: http://amordespuesdemediodia.blogspot.com/ http://www.elespectadorimaginario.com/